Pintos & Salgado, veinticinco años al compás de los nuevos tiempos

El despacho de abogados de A Coruña especializado en derecho digital celebra su aniversario más especial revisitando con sus socios-fundadores, Íñigo Pintos y Víctor Salgado, los grandes hitos que han vivido en los últimos años.

Veinticinco años caminando de la mano de la tecnología, buscando comprenderla y divulgarla. Veinticinco años de transformaciones, de retos y de trabajo en un campo que, en 1999, todavía tenía mucho por evolucionar. Así han recorrido las últimas décadas Víctor Salgado e Íñigo Pintos, las dos personas que se lanzaron justo en la frontera entre el siglo XX y el XXI a fundar el que sería el primer despacho de abogados de toda Galicia íntegramente especializado en derecho digital

Su aniversario como empresa coincide con un panorama complejo y global, con cambios en la regulación de la Inteligencia Artificial (IA), más peligros en la protección de los datos y un ecosistema digital más exigente, pero nada de eso impide seguir construyendo sinergias entre Pintos & Salgado y la sociedad. Una complejidad que les lleva a reinventarse de forma constante

Foto equipo Pintos & Salgado

UN MUNDO Y UN LENGUAJE EN CONSTRUCCIÓN

Los dos socios fundadores del despacho tuvieron que enfrentarse a un horizonte aún por determinar. ¿Cómo atreverse a dar el paso de fundar un despacho especializado en una rama profesional que estaba echando sus primeros brotes? “En España, sólo una universidad privada, la ICADE en Madrid, impartía una materia de derecho informático. Había sólo dos o tres bufetes en toda España que trabajasen con esta especialización, y para formarte los materiales en español también eran escasos”, recuerda Víctor Salgado. 

Y ahí emerge en la conversación un libro: Derecho Informático, de Miguel Ángel Davara Rodríguez, primer catedrático europeo en la rama del derecho aplicado a las tecnologías que se desarrollaban en la última década de los 90.

Con el manual de Davara, de los pocos ejemplos de derecho informático, lo que ahora ya ha devenido en Derecho TIC, empecé a apasionarme a título profesional con esta especialización. Pero mi vinculación fue sobre todo como área de investigación en la Universidad; prefería trabajarla desde la academia y no tanto desde el ejercicio de la abogacía”, resalta Víctor Salgado.

Fue su compañero de día a día, Íñigo Pintos, el responsable de plantar la semilla para imaginar un futuro alternativo relacionado con la práctica del derecho en las nuevas tecnologías. Su encuentro con Víctor Salgado también estuvo marcado por la azarosidad: después de un año entero coincidiendo en el mismo curso de formación en A Coruña sin entablar contacto, se toparon uno frente al otro en la cena de clausura. Y ahí, en un ambiente distendido, Salgado le habló de tecnología, de derecho informático, de todo lo que se estaba construyendo. Y Pintos formuló la pregunta, puso la primera piedra de la utopía: ¿y si montamos un despacho de “esto”?; la duda realista de Salgado fue “¿y se podría vivir de esto? Y es que en aquella época aún era ser demasiado pionero.

Entraron entonces las dudas, el vértigo. También la ilusión por responder afirmativamente a esa cuestión. Así resume Íñigo Pintos una de las principales batallas en sus inicios: “lo primero fue explicarles a nuestras familias qué íbamos a hacer. Yo, en realidad, empecé dedicándome a las artes, a tallar madera, y luego me centré en la abogacía tradicional para ganarme el sustento. Era dar de nuevo otro gran salto. Pero no solo había que contextualizar esta especialización a las personas de fuera del sector, también a otros compañeros abogados que no tenían ni idea de lo que íbamos a hacer”. 

Era por entonces un tiempo donde el acceso a un ordenador y una conexión estaba bastante limitado, con un Internet incipiente y una sociedad civil que ni siquiera podía imaginarse para qué servía una página web. “Imagina decirle a alguien que te vas a dedicar a un campo así”, insiste Íñigo Pintos. 

Un mundo en construcción, un universo digital que maduraba ante sus ojos con sus lenguajes, sus dinámicas y sus riesgos. Y en él decidieron sumergirse. 

Con todo, parte de los miedos sobre el crecimiento en Europa del sector digital se borraron con un viaje transoceánico: el de Víctor Salgado a Estados Unidos. “Tuve la suerte de irme de luna de miel a Nueva York el mismo año en el que montamos el despacho. Y allí constaté que en toda la publicidad había un dominio .com; las empresas tenían sus direcciones de Internet, su identidad digital”. Todavía no pasaba eso en España, pero aquella anécdota supuso la certificación del potencial de Internet.

PRIMEROS CLIENTES, PRIMEROS CIMIENTOS

El viaje a Nueva York de Víctor Salgado les alentó a centrar la búsqueda de primeros clientes en el comercio electrónico. Si toda empresa arrancaba a vender sus productos y servicios por Internet, necesitaban un amparo legal, un asesoramiento jurídico alrededor de la normativa digital que les diese seguridad en sus transacciones. Una apuesta con lógica. 

Y entonces salta de nuevo Salgado, entre carcajadas: “No podíamos estar más equivocados. Los primeros clientes que nos llegaron, todos centralizados en Madrid, se centraron fundamentalmente en firma electrónica; cómo validar el contenido de un mensaje o documento utilizando una identidad digital”. 

De este servicio saltaron al que sería, con los años, una de las columnas vertebrales del despacho: la protección de datos, un nicho de negocio que los centró y que también reafirmó el carácter especializado de Pintos & Salgado. “Es cierto que en nuestros primeros años dijimos bastantes ‘no. Y costó, porque lo necesitábamos. Pero en cuanto empezaron a surgir blogs, más páginas webs, vimos las primeras señales de que habíamos acertado”, rememora Pintos. 

“Lo que comenta Íñigo de la especialización es fundamental”, refuerza Salgado. “Simplemente por ser abogados y estar en Internet nos contactaban para llevar casos de urbanismo, de conflictos familiares… pero nos mantuvimos firmes. El Derecho es muy amplio, ahora hay más de 150.000 normas en vigor y es imposible abarcarlas todas. Nosotros defendemos que, de igual manera que si te duele la espalda no vas al oculista, aunque compartan rama sanitaria, tampoco debe pasar así con el derecho”. 

La complejidad del entramado legal que menciona Víctor Salgado se palpa solo en la cartera de servicios del bufete: si los comienzos se focalizaron en servicios de firma o comercio electrónico y protección de datos, a todo esto se le suma ahora cuestiones de crímenes informáticos, reputación online, administración electrónica o videovigilancia, entre otros. Un universo digital que ha pasado de recién nacido a adulto en apenas veinticinco años

LA APERTURA DEL BUFETE

La estabilización económica del despacho llegó en los primeros años, y con ella una avalancha inesperada de clientes que desembarcó de la mano de los servicios en protección de datos. Con ella vivieron una de las grandes revoluciones del bufete: Inés. Ante una carga de trabajo cada vez mayor, Víctor Salgado e Íñigo Pintos abrieron la estructura organizativa a una tercera persona. Les hacía falta, recuerdan, “una mente fresca, con nueva perspectiva, para enriquecer nuestros procesos y suplir nuestras carencias”. 

Miedo y vértigo. Son las palabras que sintieron los dos abogados al incorporar a alguien nuevo a su aventura profesional. Víctor Salgado reflexiona sobre este momento tan importante: “Inés estuvo un año y poco, pero abrió el hueco, creó ese espacio y no pudimos prescindir de él. Nunca volvimos a estar nosotros dos solos, sino esto se habría hundido hace mucho”. Y hasta el día de hoy han pasado más de 30 personas por Pintos & Salgado.

Con ese aumento de clientes también aparece la explosión de las redes sociales. Si bien el propio bufete nació con una vocación ligada al aprendizaje constante y a la divulgación, con las nuevas plataformas surgen posibilidades de ampliar la creación de contenido. Es el momento de ir más allá de los boletines, de la comunicación tradicional, y adentrarse en las redes sociales y un blog creado en el portal web de La Voz de Galicia.

Había una obsesión: posicionarse y buscar sinergias. Querían darse a conocer, pero también advertir de los riesgos que traían consigo nuevas tecnologías como Google y Facebook, los servicios gratuitos que venían para cambiarlo todo.

Aparecieron nuevas ofertas en la red de las que no se sabía casi nada, especialmente sobre los riesgos que podían suponer. Pintos y Salgado tenían la vocación y el conocimiento, con su trayectoria universitaria y profesional. Así es que empezaron a divulgar, a dialogar con audiencias digitales, a interactuar con la ciudadanía.

Aunque hoy estamos acostumbrados a ver especialistas y técnicos creando contenido digital, su condición de abogados-divulgadores no era común. En 2011, Víctor Salgado ya hacía vídeos para YouTube hablando de temas de actualidad, con el apoyo de Íñigo Pintos en la documentación. Esa es su genealogía virtual: una biblioteca de vídeos en donde se puede ver, al fondo a la derecha, una @ de madera que sintetiza a día de hoy la vocación educativa del bufete

Por detrás de esta intención divulgativa había un objetivo claro. Lo expone Salgado:  “percibíamos que las redes sociales eran ecosistemas muy salvajes, y era fundamental que informáramos a los ciudadanos de los derechos que tenían en la red y desconocían. Sentíamos una cierta responsabilidad: en un espacio virtual con tantos riesgos económicos, de privacidad, de honor a las personas… divulgar se convertía en una forma de ayudar a la sociedad”. 

Su esfuerzo en crear contenidos no ha ido a menos. El despacho mantiene espacios de colaboración con medios de comunicación como la SER A Coruña o la CRTVG, y también continúa elaborando piezas textuales sobre temas de actualidad. El conocimiento sobre la red es más amplio, pero los desafíos nunca desaparecen

25 AÑOS CRECIENDO CON SUS CLIENTES

Para Íñigo Pintos, hay un cambio radical en estos últimos años dentro del ecosistema digital: “la ciberdelincuencia ha aumentado considerablemente; antes era, de hecho, algo rarísimo”, aunque la parte positiva es que también crece la preocupación por proteger lo que se produce y extrae de Internet. Los dos socios fundadores notan que no tienen tanto “complejo de bomberos”: antes los casos llegaban cuando ya existía el fuego, el daño, el perjuicio, y ahora ya se previene más.

Sumando los retos actuales que propone la Inteligencia Artificial (IA), desde Pintos & Salgado han presenciado la evolución tecnológica de Galicia, España y Europa siempre acompañados a lo largo de sus 25 años. “A pesar de los desafíos que se nos presentaron y se nos presentan a diario, tenemos la satisfacción de mantener un alto grado de fidelización, conservando clientes de los primeros tiempos; es un motivo de orgullo”, subraya Íñigo Pintos. Esto, al fin y al cabo, supone para ellos el mayor logro profesional.

Íñigo Pintos y Víctor Salgado conversación

El bufete conserva clientes desde “el momento cero”, como bien apunta el abogado: “construimos una relación de confianza total desde hace más de 20 años. Y podemos decir que hemos crecido juntos como empresas”. Hoy no solo se les presentan grandes clientes en la puerta, también pymes y particulares que necesitan protegerse en este nuevo panorama tecnológico. Y gracias a todos ellos también han aprendido a través de una retroalimentación constante y necesaria para mantener el bufete. 

TESTIGOS PRIVILEGIADOS DEL FUTURO

Después de revisitar durante más de una hora sus veinticinco años, con su cúmulo de anécdotas, de experiencias y de transformaciones tecnológicas, Víctor Salgado e Íñigo Pintos piensan conjuntamente qué les dirían a su yo pasado. No cambiarían, en realidad, demasiado; el abanico de errores, “muchos más que los aciertos”, dice Salgado, los ha llevado hasta este presente y hasta su aniversario

Solo se dirían un breve consejo que no tiene que ver en exclusiva con su ejercicio profesional. Se atreve a verbalizarlo Víctor: “Quizás me diría… que viviese todo con más intensidad. Con más consciencia. Íñigo y yo experimentamos una época emocionante en términos tecnológicos, de muchos cambios, de muchos avances. Y aún ahora somos testigos privilegiados del futuro que estamos desarrollando como sociedad. Eso es un privilegio y en ocasiones no nos paramos a disfrutarlo tanto como podríamos”. 

Con los ojos puestos en la revolución digital, Pintos & Salgado adquiere condición camaleónica: saben que, en un ecosistema tecnológico en constante transformación, lo único que permanecerá estable en el primer despacho de abogados de toda Galicia especializado en derecho digital es que seguirán, indudablemente, cambiando