Toca hablar de nuevo de inteligencia artificial, cuya revolución estamos viviendo en primera persona y cuya regulación se hace cada vez más necesaria. En el blog, hemos hablado de su regulación en ciernes, de los derechos humanos ante la IA, de robots y ciborgs como los nuevos prometeos y del copyright aplicado a la IA, entre otros temas.
La noticia de esta semana ha sido la aprobación del texto inicial de la futura Ley de inteligencia artificial para Europa: el Reglamento (UE) por el que se establecen normas armonizadas en materia de IA.
En efecto, el Parlamento Europeo adoptó el 14 de junio de 2023 su posición sobre esta importante norma con una mayoría aplastante con 499 votos a favor, 28 en contra y 93 abstenciones, tiene como objetivo establecer una base sólida para el desarrollo y la implementación de la IA, con un enfoque particular en los derechos y valores europeos.
Ante ello, es importante desglosar y reflexionar brevemente sobre esta innovadora normativa.
En primer lugar, la ley destaca la necesidad de marcar los límites del uso de la IA en ciertas áreas sensibles. Propone una prohibición absoluta de la IA para la vigilancia biométrica, el reconocimiento de emociones y los sistemas policiales predictivos, a fin de preservar la privacidad y prevenir potenciales abusos. Este aspecto refleja un compromiso con los derechos fundamentales, una piedra angular de la legislación europea.
Además, la ley aborda la obligación de etiquetar e informar claramente sobre el uso de sistemas generativos de IA, como ChatGPT o Midjourney, en la creación de contenido. Esto es crucial para la transparencia y el consentimiento informado, y constituye un sólido avance en la dirección correcta para asegurar la integridad y confiabilidad de la comunicación digital.
La ley también atiende una preocupación creciente en el ámbito de la democracia digital: el uso de sistemas de IA para influir en los votantes durante las elecciones. Al considerar estos sistemas de alto riesgo, estando fiscalizados y debiendo cumplir garantías adicionales, la normativa subraya la importancia de proteger la integridad de los procesos electorales. Algo que ya hemos vivido con el caso de Cambrigde Analytica.
El texto legislativo adoptado también se enfrenta a los sistemas de puntuación social y de categorización biométrica, proponiendo su prohibición. Estas tecnologías representan una clara intrusión en la autonomía personal y pueden tener implicaciones discriminatorias, por lo que su restricción es un paso esencial para garantizar el respeto de los derechos humanos en la era digital.
No obstante, la normativa no ignora el valor y la importancia de la innovación y el desarrollo en el campo de la IA. En este sentido, se incluyen excepciones para los proyectos de investigación y se promueven espacios de prueba para las empresas bajo supervisión de las autoridades públicas. Así, se encuentra un equilibrio entre protección de derechos y avance tecnológico.
La Ley de Inteligencia Artificial también propone fortalecer el papel de la Oficina Europea de Inteligencia Artificial, encargada de supervisar la aplicación de este nuevo marco legal. Esto implica una supervisión continua y efectiva de los sistemas de IA, esencial para garantizar que la normativa se aplique y evolucione en sintonía con los avances tecnológicos.
Por todo ello, la propuesta de Ley de Inteligencia Artificial aprobada por el Parlamento Europeo es un paso importante hacia un futuro en el que esta importante tecnología y la humanidad puedan coexistir en armonía. Esta ley encarna una visión en la que la IA, si se regula y se supervisa de manera efectiva, puede ser una herramienta poderosa para el progreso, sin comprometer los valores y derechos fundamentales de nuestra sociedad.
El próximo paso será el inicio de negociaciones entre el Parlamento Europeo y el Consejo para consensuar la norma final. Este proceso ha dado comienzo ya.
De momento, podemos consultar ya aquí el texto que se ha aprobado.
¡Seguiremos atentos!