Hay que ser justos. La tecnología no es ni buena ni mala, todo depende del uso que hacemos de ella. Las redes sociales están siendo el objeto de todas las críticas, empezando por las del que escribe este blog, a raíz de sus importantes carencias en la debida protección de los datos de las personas que las utilizan. Sin embargo, gran parte del riesgo derivado de las redes sociales está originado por sus propios usuarios.
Para muestra, un botón (o dos en este caso):
Con motivo de la celebración del Día Europeo de Protección de Datos, el 28 de enero, la Agencia de Protección de Datos de la Comunidad de Madrid (APDCM) difundió dos vídeos relativos a la importancia de proteger nuestra privacidad al utilizar redes sociales. Estos vídeos son bastante ilustrativos y los referimos a continuación:
1- “Tienda de Fotografía”:
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=3dffPpXbsRU[/youtube]2- “Cafetería”
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=qkbA_6kwuis[/youtube]Sobran las palabras.
Otro ejemplo que me han comentado recientemente, es el de la página web «Please Rob Me» (http://pleaserobme.com/) que utiliza los datos que los propios usuarios introducen en la red social Twitter respecto a su localización exacta para informar de si están o no en casa, lo que podría alertar a presuntos «amigos de lo ajeno» (su nombre es muy descriptivo).
Como vemos, en todos estos casos, son los propios usuarios los que introducen consciente (aunque no consecuentemente) sus datos en la Red.
El problema es que, aunque la legislación europea es muy restrictiva, se basa en el principio general del consentimiento. Es decir: se combate especialmente el tratamiento y comunicación de datos personales sin la autorización del interesado.
Pero ¿qué ocurre cuando son los propios interesados los que consciente y voluntariamente comunican sus datos en la Red? Pues muy sencillo: la protección que la ley nos dispensa disminuye sustancialmente.
¿Por qué digo «sustancialmente» y no «totalmente»? Pues porque todavía subsiste la obligación de informarnos adecuadamente y de proteger nuestros datos por parte de los responsables de dichos servicios o de cualquier otra entidad que decida aprovecharse de nuestros datos para sus propios fines. Pero ello no es, desde luego, suficiente.
Debido a esta problemática, Viviane Reding, actual Vicepresidenta de la Comisión Europea, en un reciente discurso ante el Parlamento Europeo, anunció una próxima modificación de la Directiva 95/46/CE general de Protección de Datos para reforzar precisamente nuestra privacidad en las Redes Sociales.
Sin perjuicio de estar atentos a esta u otras medidas legales, lo cierto es que el mejor defensor de nuestros datos personales somos nosotros mismos.
Hace unos cuantos años, cuando comencé a utilizar el correo electrónico, un gran experto (y mejor amigo) me hizo una sabia recomendación: «nunca pongas nada en un email que no escribirías en una postal de correos».
Es una excelente recomendación que sigo especialmente ahora que utilizo Twitter o Linkedin. Siguiendo la reciente campaña de la APDCM: nunca cuentes nada en una red social que no le contarías a un desconocido.
¡Hay demasiadas orejas escuchando!